domingo, 23 de diciembre de 2012

CUANDO


Cuando tus palabras no se cumplen, dejan de tener mi respeto. Cuando me miras mal, tus ojos dejan de encantarme. Cuanto todo lo que tocamos un día se desmorona, ¿qué hacemos?
Por rutina, yo sigo adelante. Pero me pregunto qué pasaría, si una noche cualquiera decido hacer lo que todo el mundo no esperaría de mí. Me encantaría.
Estoy en una fase, época, parte, (llámalo como quieras) en la que la mayor parte de las cosas que hago, son en base a lo que dirán. A las promesas que hice un día, y las cuales ahora me pregunto cuan loca estaba. Se me hace duro, la verdad. Pensar que en realidad estoy bien, que no necesito nada más para ser feliz. ¿Entonces? ¿Porque esta aprensión? sencillamente, porque hago diariamente lo que se supone que está bien. No sé cuando, ni como, ni porque, pero sé que no me iré de este cuerpo amado sin hacer algo mal y sentir que lo he hecho bien y queriendo de verdad. Quizá mañana, o quizá diciendo cinco segundos antes de mi muerte: Joderos todos.

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