sábado, 24 de agosto de 2013

Dependencia.


Cuando nos sentimos incapaces de ganar batallas en las que no estamos ni participando, es cuando verdaderamente nos duele, por no poder luchar, por no poder defendernos. No estamos preparados para todo, ni cuando en un arrebato de ira imaginamos poder comernos el mundo, ni siquiera somos conscientes de los débiles que somos en algo hasta que se nos cae encima, de golpe.
Pueden pasar meses, pueden pasar los años y podría habérmelo imaginado, todo en esta vida depende de algo y todo puede pasar. Ilusamente creemos que una preocupación nos deja sin aire hasta que llega otra que nos termina de aniquilar. Pero si hoy escribo esto es por que la angustia me ha dejado todavía un poco de libertad en mi vida y que, quizás no dependamos tanto como dicen del sufrimiento y que de cada lágrima tengamos que crear nuestro propio impermeable.  

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